martes, 17 de julio de 2007

XVII-Ermitas de Benquerencia

Ermita de San José

Está situada en las afueras de la localidad. Su fundación se produce en el primer tercio del siglo XVII, bajo la advocación de San José, aunque con el sobrenombre de los "Ermitaños", ya que fue construída como lugar de oración de un cenobio surgido en la sierra con el nombre de Congregación de San Pablo. El hermano Juan de Santamaria, en el año 1616, se retira a hacer vida solitaria en un lugar de la sierra denominado"Despeñacaballos". Allímvivióbalgúnntiempo sustentándose de lo que él mismo producía con sus manos, y después se le unieron otros dos hermanos, para formar finalmente un grupo. Entre ellos se encontraban fray Diego de Jesús, presbítero, Francisco de San José, Antonio de San Ildefonso, Pedro de San Ilarión, Juan de, San Pablo, Alonso de San Onofre y Juan de San Antonio.

Ermita de San José antes de su reconstrucción

Con la escasa hacienda que poseían compraron una huerta, dentro de la cual edificaron pequeñas celdas y ermitas particulares apartadas unas de otras, destinadas a cobijos individuales. Así mismo construyeron una capilla en la zona baja de la ladera de la sierra, con la advocación de San José, y con licencia firmada por el prior de Magacela fray D. Nicolás Barrantes Arias el 25 de junio de 1629. Estos ermitaños vestían con ropas de color pardo, manto-escapulario y la capilla de sayal, propio de la Orden de San Pablo. Vivían de lo que conseguían de su actividad como cordoneros, esparteros y otras manualidades.
La ermita era una sencilla construcción de una sóla planta, cubierta de madera y fachada principal rematada por un campanario. Había un altar en honor a Nuestra Señora, con su imagen sobre una caja de pino dorada con la representación en pintura de la Resurrección de Cristo. Adornaban las paredes interiores algunos cuadros con escenas de santos.

Conjunta a la ermita se hallaba la huerta. Se trataba de una zona rica en agua que suministraban diferentes manantiales. Se hallaba cercada, y en su interior se esparcían las diferentes celdas. No obstante parece ser que el lugar ocupado no era suficiente, por lo que la congregación pide al visitador que se le añada algo de terreno perteneciente a los baldíos del Concejo de Benquerencia. La angostura había sido motivo de que muchas celdas sufrieran humedades al levantarse en zonas con abundancia de agua y que sus ocupantes enfermaran.


Ermita de San José en la actualidad

Se demanda una fanega de tierra situada junto a la huerta, en la zona,,de arriba hacia la villa, previo examen de las justicias y regimiento de la localidad. El 21 de febrero de 1635 el visitador da la licencia para que se efectúe la operación. A lo largo del siglo XVIII podemos decir que la ermita sufre una transformación total de se aspecto, acorde con el gusto de la época.

Actualmente es ermita con planta en forma de T, con fábrica de ladrillo enlucido y zócalo gris en el frontal. El tejado de la nave central es a dos aguas y el de la crucero a cuatro. Sobre este último aparece otro cuerpo de base octogonal con tejado que remata en un pináculo con veleta de hierro.

La fachada principal es porticada con planta cuadrangular, rematada con molduras escalonadas sobresaliendo el escalón central, sobre el que se apoya el campanario. La única puerta es abocinada y se sitúa en la fachada principal. A ambos lados de la puerta y situado sobre el zócalo aparecen pilares con ménsulas que soportan un arco de medio punto.

El resto de la fachada está decorada con grandes motivos geométricos en relieve. El campanario está formado por dos pilares de planta cuadrangular apoyados sobre una base común. Entre ellos se abre un vano con arco de medio punto que aloja la campana. La parte superior de este cuerpo está rematada con una moldura que da paso al segundo cuerpo formado por un frontón de forma de arco del que sobresale un pinacho en el centro que soporta una cruz de hierro. Tanto en el frontal como en los laterales de los pilares del primer cuerpo aparece decoración geométrica en relieve.

La construcción es maciza, sin vanos, a excepción de uno formado por un arco de medio punto situado en el lateral izquierdo de la nave crucero. Sus medidas son 15,17 m de lateral y 6,15 de frontal.

Ermita de los mártires San Fabián y San Sebastián

Actualmente desaparecida, esta ermita sabemos que se había levantado en las proximidades del castillo, cercana, " por bajo de los adarbes de la villa". Es probable pensar que este primer templo se levantó junto a los muros de la fortaleza, en el exterior, al poco tiempo de repoblar el castillo, es decir, durante el siglo XIII, desempeñando el papel de capilla. Se trataría la más antigua del municipio. En 1.569 se encontraba amenazada de ruina, destejada y sin maderas en su techumbre. Durante el siglo XVI la fortaleza sufrirá importantes transformaciones, algunas intervenciones influyendo incluso en el propio entramado urbanístico. Según comenta Ortiz de Thovar, la fortaleza fue mandada derrotar por Carlos V en ciertas partes , junto con las calles más próximas al castillo, "a causa de hacerse fuertes los moros contra los señores reyes."

El prior de Magacela D. Pedro Cabrera Alonso había mandado el traslado y realización de un nuevo templo más abajo, cerca de la villa, ya que además su situación traía consigo graves inconvenientes. De este modo se comenzó a edificar otra, en lugar más abajo y accesible (los Mártires). Aún inconclusa en 1569, se encontraba descubierta, por lo que la fiesta de los Martires se celebraba en la iglesia parroquial. Las obras debieron sucederse con gran lentitud debido a la falta de dinero, la mayor parte procedente de limosnas: unos tres reales anuales y 9.350 maravedís de algunas rentas. A finales de siglo, la nueva ermita se hallaba casi finalizada. Se había levantado con muros de piedra, barro y cal, recoleta, de unos 13 pasos de lado y 11 de anchura. A lo largo del resto de la centuria esta ermita poco a poco fue desapareciendo, por lo que en el último cuarto del setecientos no se encuentran referencias de ella.

Ermita de San Mateo

Su existencia tan sólo viene documentada en la memoria demandada por Felipe II en su Real Provisión de 1569. De ella conocemos que no tenía renta alguna, tan sólo de limosnas, consiguiendo anualmente la cantidad de 2.000 maravedís de media anuales, destinados a las obras. No tenía cofradía ni hermandad. Tal vez la falta de rentas fuera motivo suficiente para que de manera rápida desapareciese el culto que se practicaba en ella, no volviendo a hallar datos al respecto en la visita de Sandoval Pacheco a la villa en 1634 ni en fechas siguientes.

Ermita de Nuestra Señora de Belén

Lo mismo podemos declarar sobre esta ermita, mantenida en 1569 de las escasas limosnas y censos, así como algunas cantidades procedentes de las familias de difuntos y ayudas de la cafradía que había instituída con ordenanzas no confirmadas. Entre las escasas referencias al edificio, aparece mencionada la casa del ermitaño, en obras, a la que se destinaban ciertas cantidades para su reparación.

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